La situación de emergencia sanitaria provocada por el COVID-19 en Andorra, nos ha llevado a una problemática en la que nunca antes se había visto envuelto el Principado.
Ante esto, el Gobierno andorrano ha tenido que adoptar diferentes medidas en varios ámbitos, como por ejemplo el ámbito laboral, el fiscal, el financiero, el económico, etc., para intentar paliar o al menos mitigar la crisis económica que estamos sufriendo y de la que ya empezamos a ver ciertas consecuencias.
Es por ese motivo que el Gobierno andorrano ha decidido paralizar prácticamente todas las actividades económicas del país, lo que conlleva a que la inversión en Andorra, actualmente esté congelada.
Entre las medidas laborales de aplicación en respuesta a la situación de emergencia sanitaria podemos destacar que nuestro Gobierno intenta garantizar la continuidad de los contratos de trabajo obligando a satisfacer a las personas asalariadas el salario fijo convenido o bien por ejemplo a través de la autorización de la ausencia del puesto de trabajo para cuidar hijos a cargo mientras los centros de educación estén cerrados.
Asimismo, dichas medidas también están dirigidas a ayudar a que las empresas puedan seguir realizando su actividad con la mayor normalidad posible aceptando la modificación de los horarios por parte de los trabajadores y el cambio de funciones de éstos.
No solo eso, si no que también se está tramitando la aprobación de ERTES (Expedientes de Regulación Temporal de Empleo) en el país, figura inexistente hasta el momento y que refleja la preocupación del Gobierno andorrano por uno de los sectores más perjudicados en esta crisis: los empresarios y los autónomos.
Por otro lado, Gobierno ha decidido que los alquileres de locales comerciales deberán tener ciertas reducciones en sus cuotas mensuales mientras dure la crisis económica, así como que los plazos procesales y administrativos, quedan completamente suspendidos hasta que Gobierno no declare el fin de esta desafortunada situación en el país.
Dicho de otro modo y como venía explicando previamente, actualmente la actividad económica del país está prácticamente parada al 100% y, por ende, la inversión económica en Andorra también.
No obstante, sí que debemos considerar que, ante una perspectiva positivista de esta situación, Andorra ha sabido reaccionar ante esta crisis antes que sus países vecinos, cosa que indica que el golpe a nuestra economía no será tan extremadamente duro y que la recuperación no será tan lenta.
Por lo tanto, podemos concluir que en cuanto se dé por finalizada esta pandemia mundial, Andorra seguirá (desde el punto de vista de un inversor), rodando de la misma forma en la que lo ha hecho hasta ahora y podrá seguir siendo un país dónde poder invertir de la misma forma como se ha venido haciendo hasta ahora.
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